Jugó en los Pumas y una gran frustración le hizo descubrir un camino fascinante

Tomás De Vedia es especialista en manejo de estrés, concentración y movimiento para deportistas amateurs y de alto rendimiento. Un rugbier diferente, que además es escritor. Dará un taller en Córdoba.

En 2007, Tomás De Vedia tenía sólidas esperanzas de pelear por un lugar en la lista del plantel de los Pumas que jugó el Mundial de Francia. Sin embargo, no estuvo entre los elegidos del equipo que, con una actuación descollante, marcó un punto de inflexión para el rugby argentino.

Fue una frustración, sin dudas. Sin embargo, para el back surgido del San Isidro Club terminó siendo una lección que le cambió la forma de ver las cosas.

A partir de allí, De Vedia inició un camino de interrogación y mucho aprendizaje que lo llevó a convertirse en un entrenador especialista en manejo de estrés, concentración y movimiento.

Hoy su trabajo es ayudar a deportistas a trabajar situaciones que provocan estrés y por consiguiente perjudican su desempeño. Los que sufren y los que no logran superar una mala jugada en medio de un partido.

Brinda talleres y charlas, escribe libros, y también colabora en el club Banco Hipotecario de La Matanza. Un docente que le dio una vuelta de tuerca al rugby. Un tipo diferente, sensible y pensante, para quien el deporte también es un lugar “para hacer arte”.

Pero volvamos a 2007, la previa del no Mundial que le cambió la cabeza. El entrenador de los Pumas era Marcelo “Tano” Loffreda, un estudioso del rugby. Del SIC como los De Vedia, Loffreda es amigo del padre de Tomi, Ricardo “Tacho” De Vedia.

“Al Tano le tengo un cariño y un respeto enorme. Yo aprendí mucho de él porque desde muy chico presencié miles de charlas de coaching en mi casa con mi viejo. No le guardo rencor, para nada. Después de quedar afuera de la lista comprendí -aunque me llevó un tiempo procesarlo-, lo que eso iba a significar en mi vida”, cuenta.

“Me hizo preguntarme cosas y eso está bueno. Muchas veces medimos la carrera rugbística por los logros o los lugares donde estuviste y no tanto por las reflexiones que estás teniendo. Que las podés tener por quedar afuera de un Mundial o por jugar un partido en Juveniles o en Preintermedia. Y eso es lo interesante del deporte. Que te interpeles”, agrega.

“En definitiva, no se trata de ganar o perder, sino de cómo me relaciono con perder”, consigna.
Su paso por Saracens y London Irish de Inglaterra le mostró lo que es jugar profesionalmente al rugby con todas las presiones, angustias y satisfacciones que eso conlleva.

Por eso siguió estudiando y aprendiendo sobre cómo la conexión mente-cuerpo influyen en la performance de los deportistas. La importancia de la concentración, de la atención, mientras se vibra con las sensaciones de un juego decisivo. Cómo superar el estrés, ese factor que tensiona los músculos e impide desarrollar todo el potencial.

“El deportista que se queda ‘enganchado’ con un mal pase o con el gol que erró… eso influye en los gestos técnicos”, dice.
“O el que se queda maquinando después de un partido. ¿Qué me pasó? Jugué bien, pero podría haber jugado mejor”.

Una de las dificultades que atraviesan los deportistas es la ansiedad. “La ansiedad se ve en el movimiento. El deportista ansioso está fuera de ritmo. La idea es entrenar a los chicos para no perder el ritmo. Yo no trabajo sobre el problema, sino sobre la parte sana, lo que el deportista puede potenciar”.

“Mente fría, corazón caliente” es un libro de su autoría. Allí aborda una serie de temas como el estrés y la motivación. “El estrés como respuesta permanente da como resultado un cuerpo que se va tensando hasta transformarse en una roca inarticulada, se complica la cognición y se limita la capacidad de conexión con nosotros mismos y con lo que nos rodea”, afirma allí.

Cuando se habla de motivación, para De Vedia, es que el deportista tenga “un motivo” para hacer lo que hace, lo que ama.

El deporte como una usina de vínculos. “De chico nos pasa que gracias al deporte, el que te da un buen pase es tu amigo”, sostiene.

El día después del retiro, es otro tópico que aborda. “El deportista se identifica mucho con su rol y después, cuando se retira, viene el ‘quién soy’ y eso deriva muchas veces en depresión. Yo, al dejar el rugby, fui encontrando mi nuevo rol”.

Su mirada del rugby es particular. “Fui muy crítico”, dice. El ambiente puede ser ingenuo y torpe, según él. “Me peleé y después volví porque ahora veo las cosas desde otro lugar”.
“En ese lugar, en el rugby, viví momentos muy felices. Están mis amigos, con sus diferencias y coincidencias. El deporte enseña un montón. Mirá la gente que se dedica a entrenar. Son gestos de amor”, señala.

De Vedia defiende con fervor el rol de los clubes. “Con la globalización se van perdiendo las comunidades y en los clubes hay comunidad, hay ayuda, no hay clases. El deporte tiene ese poder, que es inmenso”, afirma.

Hay quienes dicen que en Argentina, por culpa de la cada vez mayor profesionalización de estructuras y la irrupción de la Súper Rugby Americas (participan dos equipos del país, Pampas y Dogos XV), el rugby de clubes se está muriendo.

El ex SIC da su punto de vista: “El rugby de clubes en Argentina tiene un nivel muy alto, es muy bueno, pero es completamente diferente al rugby profesional. Produce quizás un problema para clubes que pierden a jugadores muy jóvenes porque hoy al rugby profesional lo juegan chicos muy jóvenes. Hay que tener presente qué se busca. El rugby profesional es una cosa y el rugby amateur es otra. Esta muy arraigado el rugby amateur a nuestra cultura. Los clubes en general tienen muy buenas estructuras. Yo creo que el rugby de clubes tiene mucha vida”, cierra.

En Córdoba

De Vedia brindará una jornada de entrenamiento en el club Germinar (calle 11 de septiembre 4187, dentro del club Fiat) el viernes 24 de marzo de 10.30 a 17.
Inscripciones, acá